«Sleep, dearie, sleep»

Si algo saben hacer los británicos, es honrar a sus muertos, y ayer lo hicieron frente a todo el mundo por la reina Isabel II, quien ya descansa en el Palacio de Windsor.
Todo Londres fue testigo, en primera fila, de históricas ceremonias llenas de simbolismos para honrar una última vez a quien fue su monarca por 70 años.
Para algunos, el adiós definitivo a Elizabeth Alexandra Mary ocurrió por la tarde en la capilla de San Jorge cuando quitaron de su ataúd la corona, el orbe y el cetro, principales símbolos de la realeza. Para otros, el reinado acabó cuando Lord Chamberlain rompió la vara de oficio, un tipo bastón de mando, y la colocó sobre el féretro. Pero para muchos, el final fue horas antes, por la mañana en la Abadía de Westminster, cuando el gaitero de Isabel II, Paul Burns, tocó un último lamento por la muerte de Su Majestad: Sleep, dearie, sleep (Duerme querida, duerme)…
Durante años, Burns, proveniente del Regimiento real de Escocia, estuvo bajo la ventana de la habitación de la monarca británica en el Palacio de Buckingham para tocar su gaita y despertarla cada mañana; ayer, el sonido de este instrumento musical de viento fue de despedida.